En 1897 el anarquista Angiolillo asesina a Cánovas del Castillo.
Angiolillo fue financiado por el masón y separatista puertorriqueño Emeterio Betances.
Angiolillo también contó con la ayuda del republicano y masón José Nakens implicado en el atentado de la calle Mayor en 1906 del que hablaremos luego.
Tras el asesinato de Cánovas, la presidencia del gobierno la ocupa uno de los mayores traidores de España, el Gran Maestre y masón grado 33, Práxedes Mateo Sagasta, vinculado a la Casa Rothschild.
Nada más llegar al poder destituye a Weyler, que estaba teniendo éxito en su lucha contra los independentistas. El lugar de Weyler es ocupado por un general mucho más blando: Ramón Blanco, del que algunas fuentes dicen que fue masón.
Otra de las medidas del masón Sagasta fue dar más autonomía a Cuba y Puerto Rico. Recordemos que Betances, uno de los masones asesinos de Cánovas que llevó a Sagasta a la presidencia, era puertorriqueño.
Es decir, que el traidor de Sagasta hizo exactamente lo mismo que llevan haciendo nuestros gobernantes desde el inicio de la democracia actual: dar más poder a los separatistas en lugar de combatirlos.
El resto de la historia ya la conocemos: el autoatentado del buque Maine que sirvió de excusa para la entrada de USA en la guerra y la entrega en bandeja de plata por parte de Sagasta de Cuba, Puerto Rico y Filipinas a USA.
10 años antes de la guerra contra USA, también con Sagasta como Presidente, se rechazó el proyecto del submarino de Peral con el cuál España podría haber ganado la guerra: “No pasa de ser una curiosidad técnica sin mayor trascendencia”.
“Si España hubiese tenido un solo submarino de los inventados por Peral, yo no hubiese podido sostener el bloqueo ni 24h”. Así lo reconocía el almirante George Dewey, jefe de la Escuadra estadounidense.
ATENTADO EN LA CALLE MAYOR (1906). El 31 de mayo de 1906 se produce el mayor atentado terrorista en Madrid tras el 11-M contra el Rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia el día de su boda. Ambos salen ilesos, pero mueren 25 personas.
Los tres implicados en el atentado fueron los masones Francisco Ferrer Guardia, José Nakens (del que hablamos anteriormente) y Mateo Morral, el autor material que acabó “suicidado”.
El más importante de los tres fue Ferrer Guardia (grado 31) fundador de un “centro de enseñanza” llamado Escuela Moderna. En un congreso masónico de 1904, en el que participó Ferrer, se dictaminó que había que acabar con la monarquía en España.
Mateo Morral fue discípulo de Ferrer en la Escuela Moderna y Nakens se encargó de encubrirlo tal y como hizo con Angiolillo en el asesinato de Cánovas.
El juicio contra Ferrer y Nakens fue toda una farsa. Tanto Nakens como Ferrer no cumplieron ni un solo año por cada muerto en aquel atentado. Las presiones de la masonería fueron claves.
En una carta escrita por Ferrer a un amigo se explica en qué consistía el “centro de enseñanza” de la Escuela Moderna.
SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA (1909). En 1909 se produce una rebelión rifeña en Melilla y el Presidente Antonio Maura decreta el envío de tropas de reserva al norte de África. Como consecuencia de esto se produce la Semana Trágica.
Lo que comenzó siendo una huelga general como protesta antibelicista terminó en otra persecución religiosa. En aquellos sucesos murieron más de 100 personas.
En los disturbios tuvieron una participación muy destacada los republicanos del partido de Alejandro Lerroux (masón) que 3 años antes ya había dicho lo siguiente: “Hay que destruir la iglesia. Luchad, matad, morid”.
Ferrer Guardia fue acusado de ser el máximo responsable de los sucesos de la Semana Trágica y fue condenado a muerte. A día de hoy se sigue afirmando que se fabricaron pruebas contra él para poder incriminarlo.
Recordemos que, 3 años antes, Ferrer Guardia ya se había ido de rositas por presiones judiciales por el atentado de la calle Mayor con 25 muertos, el 2º mayor atentado de la historia en Madrid.
La campaña de la masonería internacional contra España y Maura por la ejecución del “Hermano” Ferrer fue mucho más brutal que la que le hicieron a Weyler en Cuba. Se acusó a España de ser un régimen oscurantista e inquisitorial.
El Gran Oriente de Paris hablaba de Ferrer como “uno de los nuestros” y de que existía una fuerza que “quiere arrojarnos a las tinieblas de la Edad Media”.
En París se quemaron símbolos nacionales. En Suiza los manifestantes gritaban contra España y los curas. En Buenos Aires se lanzaron bombas contra el consulado español. En Bruselas se levantó un monumento dedicado a Ferrer.
Finalmente, el Presidente Antonio Maura ante la campaña internacional no tuvo más remedio que dimitir. Al año siguiente Maura sufriría un atentado terrorista.
En la actualidad la Fundación Ferrer Guardia recibe subvenciones públicas.
Y por supuesto se sigue homenajeando la figura de este “gran héroe antisistema” por el que toda la élite del sistema de aquella época puso el grito en el cielo contra España por su ejecución.
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